domingo, 26 de agosto de 2007

Verdades como templos

El Rutero solitario nos cuenta en el foro:

Hoy estuve un rato desmontando la moto de Perico (*)y rompiendo sus piezas, el tanque los escapes, la rampa de inyeccion, las manetas, el amortiguador de direccion. Todo esto aparte de ponerme los pelos de punta me da que pensar. ¿que hubiera pasado si en vez de un café hubiese tomado dos?. A lo mejor esos minutos de más hubiesen servido para que el jubilado se saliese solo en aquella curva, pero eso nunca lo sabremos, no estamos a salvo de nada y no se si todo esta escrito o por escribir, lo cierto es que dicen que no podemos escapar de nuestro destino. Mi mujer rara vez se sube conmigo en la moto, dice que le da miedo de caerse y romperse algo, sin embargo el año pasado se quedó dormida en el sofá y a la hora de levantarse apoyo mal el pie y se lo rompió, asi son las cosas, estuvo dos meses con el pié escayolado, yo le dije que se lo tomara por el lado bueno, que nunca me había tirado a una coja. HUGO era un pastor aleman que teniamos en el taller y siempre estaba suelto, en la epoca de celo desaparecía varios dias y luego volvía, pero una de esas veces tardó mas de lo habitual. Fuimos a la perrera a buscarlo y el funcionario nos dijo que esa misma tarde lo iban a sacrificar, que menos mal que habiamos ido a por el, pagamos la multa y nos lo llebamos de nuevo al taller, nos fuimos a comer y cuando volvimos HUGO estaba muerto, arpovechando que el perro no estaba habiamos echado veneno para acabar con la invasion de ratones y se ve que el perro se comió un raton envenenado, nosotros mismos le salvamos y nosotros mismos le matamos. No se si el destino existe pero lo que si esta claro es que HUGO tenía que morir aquella tarde. Todo esto da que pensar: ¡No trates de esconderte nadie puede escapar asi que rueda sin parar!

(*)La historia de Perico la puedes leer en otro hilo del foro.

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